Por Indiano conocemos al emigrante que salió en busca de mejor vida en las Américas y que retorna de nuevo a su tierra de origen después de haber conseguido riqueza y prosperidad. Estos flujos migratorios se vivieron sobre todo en el siglo XIX y Cuba fue uno de los principales destinos a los que partían los emigrantes.

Cuando estos volvían con sus sueños de fortuna cumplidos se les recibía con festejos a su llegada al puerto. Esto es por tanto la semilla, el germen de lo que es hoy en día la fiesta de Los Indianos.

Existen documentos del siglo XVII que ya hablaban de “empolvarse” el Lunes de Carnaval. Esta costumbre a su vez se piensa que tiene sus raíces en los rituales ñáñigos cubanos de blanquearse la piel.

Otras versiones apuntan a que a la llegada de los barcos a puerto, los pasajeros eran empolvados con el fin de evitar la posible propagación de enfermedades tropicales que pudieran traer consigo.

A comienzos del siglo XX esta tradición fue reprimida por las autoridades, puesto que según ordenanzas de la época “alteraban en demasía el orden publico”. A partir de la segunda mitad del siglo comenzó a recuperarse con fuerza esta tradición.

En los años sesenta del siglo XX, un grupo de amigos, entre ellos Alfredo Pérez Díaz, Pedro Vidal, Efrén y Juanita de La Cruz, los hermanos Yolanda, Gonzalo y Manuel Cabrera Santos y Estela Sánchez Cabrera, esposa de este último, todos ellos grandes enamorados del carnaval y la parranda, decidieron parodiar al indiano que vuelve de hacer Las Américas. El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma les agradeció en 2003 su aportación con un homenaje.

Hay que tener en cuenta que la tradición de empolvarse o “enjarinarse” ha estado presente en el carnaval palmero desde tiempos inmemoriales y tal y como nos apunta la historiadora María Victoria Hernández no estaba relacionado con la parodia del desembarque de Los Indianos. De hecho la costumbre de empolvarse en Carnavales no sólo se realizaba un día en específico sino que era un elemento común durante toda la duración de la fiesta y se realizaba también en otros pueblos de la isla.

Es en los años 80 cuando ambos componentes, los polvos de talco y la parodia del indiano, se unieron de forma espontánea y genuina dando lugar a la fiesta tal y como se celebra hoy. Es curioso como según las crónicas en el año 1981 los participantes del pasacalles de Los Indianos no superaron la centena. Quién les iba a decir que treinta años después miles de personas abarrotarían las calles de la capital palmera.

Hasta el 2013!!