En el mismo viaje que hice el reportaje de la vendimia en la Geria, hice éste : cultivo de cochinilla en Mala y Guatiza, Lanzarote, isla más oriental de Las Canarias. Aprovechar el viaje!!!

La cochinilla es un insecto que vive de forma parásita en las tuneras, un cactus. La hembra es rechonchita y llena de “sangre”, que al secarse y pulverizar , es la base para el tinte. El macho  tiene alitas y no tiene aparato digestivo, no lo necesita, vive lo justo para realizar su función reproductora.

Juan Cazorla Godoy , biólogo, junto a Chana , maestra de la antigüa escuela unitaria de Mala han creado un proyecto de recuperación del cultivo de la cochinilla.

Chana

La cochinilla se adhiere a estas tunas alimentándose de la savia de la planta. Aunque este insecto se puede extender de forma natural, en las plantaciones, los cultivadores llevan a cabo todo un ritual para infestar las plantas, poniendo en primero lugar en unos saquitos a unas chochinillas “madre” que están desovando.

Estas bolsitas se colocan sobre las plantas de manera que las crías se adhieran a la misma y al cabo de 60 o 70 días habrán alcanzado su grado adecuado de mardurez para su recolección, mediante un raspado que los cultivadores hacen con unas especies de cucharas de metal.

 

Tras su secado, que puede durar entre 10 y 20 días, se almacena en sacos y conservar incluso durante años, antes de su utilización para la extracción del carmín que se usará como colorante natural, frente a otros sintéticos.

La cochinilla seca, para la obtención de un un kilo de la cual se necesita entre 3, y 3,5 kilos de cochinillas, es lo que queda del insecto una vez que se ha secado al aire en un tamiz.

Una vez triturada la cochinilla seca y disolver cierta cantidad de la misma en agua, se añaden distintos “mordientes” que fijaran el tinte al tejido.

Pese a haber llegado a tener un gran peso económico, el cultivo de cochinilla, originario del México precolombino, se ha reducido mucho en las últimas décadas en Canarias.

Según Juan : “Plantaciones atendidas, que yo sepa, habrá unas 20-30 hectáreas, en su mayoría en la comarca de Mala-Guatiza”, donde se recogen entre 2.000 y 3.000 kilos de cochinilla seca al año, lejos, por ejemplo, de los 14.000 que se recogieron en un año en 1980.

La producción canaria tiene muy difícil competir con la de otros países como Perú, principal productor y suministrador “de casi el 90%” de la demanda mundial actual, mientras Chile, Bolivia y México también tienen estos cultivos en menor medida.

Juan recuerda que el kilo de cochinilla se vendió en 2010 a una empresa alemana a 50 euros, “pero hacía 15 años aproximadamente que no se vendía nada porque Perú tenía los precios mucho más bajos que nosotros”.

Así, la producción de cochinilla se queda, prácticamente en el estadio familiar y puesto que se tienen “muy pocos beneficios si sólo te dedicas a vender cochinilla seca”.

Juan y Chana de la asociación Milana animan a los cultivadores a que exploten “su finca turísticamente y que aproveche otros recursos de la tunera”.

Chana ,en el mercadillo de Haría, con productos textiles teñidos con cochinilla.

 

… ¡¡¡  la coquetería no se pierde ni sembrando  !!!

 

Muchas gracias Chana y Juan por la labor que realizan CADA DÍA!